sábado, 5 de julio de 2008

Un poema de Carlos Barbarito


Empuja el aire hasta donde la muerte no lo alcanza...

Empuja el aire hasta donde la muerte no lo alcanza,
al menos eso cree, se tumba
para reponerse del cansancio y allí, tumbado, respira.
Otro conducirá el agua hasta una infancia
supuestamente recobrada, otro
dirigirá el fuego hacia el vientre más remoto y ajeno,
otro, en fin, imantará la vigilia
hasta tornarla su reverso y derramará pigmentos
sobre la infinita tela de los sueños
que remedan la mísera visión de las ratas y los perros.
Empuja, descalzo y desnudo,
más allá de los espejos que le recuerdan su fragilidad,
de las seis músicas con sus siete silencios,
de los jardines asentados en cobre,
de las prisiones y las tormentas;
pero Ella seguirá su rastro
aunque no haya ni un rastro en el suelo,
llegará por fin hasta su casa o agujero,
lo envolverá, como a todos,
con trapos con cenizas, con estearina, con estroncio.
Lo abrazará hasta lo eterno,
le quitará para siempre el aire.

Carlos Barbarito
(Enviado para compartir por Rubén Vedovaldi)

3 comentarios:

Recomenzar dijo...

Me ha encantado el texto.Te dejo mi blog...Abrazos sin conocerte, conociéndote

Gabriela dijo...

Excelentes versos...


Gabriela Abeal.

Anónimo dijo...

Imágenes muy bellas que nos dejan jugar para armar una historia. Un abrazo de

Silvia Loustau