domingo, 8 de junio de 2008

Homenaje a Horacio Rossi

Imagen: Blues en do menor, Loris. Acrílico texturado.

El domingo pasado(*) se murió un amigo. Una de las personas más generosas que he tenido la suerte de conocer en la vida. Un artista de la palabra que eludió la grandilocuencia y la solemnidad tanto como la levedad del facilismo. Un escritor que tenía bien en claro que la tarea del poeta no se agota en el desafío de escribir de la mejor manera posible, sino que consiste en "hacer habitable el mundo", lo cual implica sostener un compromiso permanente con la vida, con los otros. Un arquitecto constante de puentes humanos. Un tejedor incansable de redes bienhechoras. Un generador vitalicio de espacios allí donde antes no había nada Un abridor vocacional de puertas que no cobraba peaje para franquear el paso a los que venían detrás. Un incorregible tendedor de manos solidarias. Un entusiasta difusor de proyectos ajenos que no se detenía en declamaciones, sino que plasmaba su aporte en gestos bien concretos. Un intelectual que se involucraba en movidas culturales no por afán de protagonismo ni para obtener beneficios personales, sino, simplemente, porque las consideraba valiosas. Un maestro casi a su pesar, que escapaba a la tentación de sentirse catedrático. Un tipo fácilmente querible.

A gente así, militante de la luz, hay que recordarla en su mejor versión, lejos de los miserables embates de la enfermedad y de la muerte. Por eso, aquí va este poema.suyo, uno de los que más me gusta dentro de su vasta producción.

Alfredo Di Bernardo



Yo suelo soñar blues cuando la playa pare constantemente caracolas...
mientras la luna emite sus sables corvos
y hiere a l´agua provocando olas, dolorosas olas...

blues cuando hombre y mujer se desvisten lentamente, sensualmente,
por ante su ilusión ocasional, o con su grande amor por fin hallada...

blues mientras alguien se droga con fruición,
pues siente que está solo, sin amor...
tentando hallar el mundo aquel que se le fue
sin avisarle dónde lo espera para siempre...

Entonces, es cuando yo suelo soñar blues...
tropezando con la dificultad de estar vivo
entre tánta cosa que solamente finge existir...
entre lo que el tiempo, si existe, deja en la calle,
admirando el maravilloso mecanismo con que nacen nuestras dificultades...

y siento el eco
de una que es otra voz...
que, tuya y nuestra y mía, se empina,
se hace brisa...
viento hondo, de opaco zumbar...

Si, yo silbo:
silbo cables tensos del teléfono,
hilvano luces de neón:
mi mano entonces fosforece...
recorro librerías acariciando libros no leídos, imaginándolos...
mi mirada los tiñe de los blues que sueño
ante cada ciudad y evento que recorro porque sí...
distrayendo rutas, transcurriendo días,
navegando la flor de los años, con las nostalgias siempre ahí...

Vos y tu amiga pasaron cuando soñaba el blues de todo esto,
y han dicho su palabra...
Yo estaba distraído, imaginando cómo acabar a los malvados...
me pareció oir sus voces entre el chorro de lo cotidiano...
y me quedé miráááándolos...
y seguí... seguí...
seguí haciendo lo que suelo hacer...
silbando el blues...
el blues de todos,
el blues de siempre,
el blues soñado...
con la voz impalpable,
la voz sin dueños ni inquilinos, timoneles ni remeros...

Sin que la vida misma lo sepa,
silbo su blues...
sueño su blues, aquí y ahora,
mientras busco, adivino, atrapo y dejo...
dejo que sigan brillando las estrellas en la frente del cielo...
cuyo blues, sobremanera melancólico,
suelo silbar,
despacio,
muy despacio, aveces,
cuando,
sin que Vos lo sepas...
d e s e s p e r a d o,
me disfrazo
de universo...

Horacio Rossi
Escritor argentino (1953-2008)

(*) 18 de mayo de 2008.
Fuente: El Regalador Nº 244, 23 de mayo de 2008.
alfdibernardo@ciudad.com.ar

1 comentario:

Gabriela dijo...

Otro Bello Homenaje Ánibal, son las voces que no conocerán nunca el silencio.


Gabriela Abeal.