domingo, 15 de junio de 2008

Germán Cáceres: Historieta y Mayo Francés

Jean- Luc Godard



HISTORIETA Y MAYO FRANCÉS
Por Germán Cáceres


El cine

Uno de los hechos más relevantes que condujeron al mayo francés de 1968 lo provocó el cine.
En febrero de ese año, el Ministro de Cultura, André Malraux, destituye a Henri Langlois como presidente de la Cinemateca Nacional Francesa, entidad que este último había fundado en 1936 con la colaboración del realizador Georges Franju y del crítico Jean Mitry. El prestigio intelectual de Langlois era enorme, ya que su cinemateca fue fundamental para la historia del cine y, además, había apoyado incondicionalmente la Nouvelle Vague. Destacados cineastas formaron un comité y salieron en su defensa; entre ellos estaban Alexandre Astruc, Claude Berri, Robert Bresson, Claude Chabrol, Georges Franju, Abel Gance, Jean-Luc Godard, Joris Ivens, Chris Marker, Alain Resnais, Jacques Rivette, Eric Rohmer, Jean Rouch y François Trauffaut. El 22 de abril Malraux no tuvo otra alternativa que reponerlo en su puesto, pero ya era demasiado tarde.
Un mes antes, un grupo de ocho estudiantes de la Universidad de Nanterre–al frente de los cuales se hallaba Daniel Cohn-Bendit, o sea Dany el Rojo- reaccionaron ante el arresto de seis miembros del Comité Nacional de Vietnam y plasmaron el Movimiento 22 de Marzo. Y a partir de allí comienza la incontenible protesta estudiantil, que se desarrolló sobre todo en el Barrio Latino, y fue ferozmente reprimida por la policía.
Pero ya en 1967, en su filme La chinoise, Jean-Luc Godard anticipaba estos sucesos al describir una célula maoísta integrada por jóvenes parisinos que discutían con pasión de política y de los caminos que conducían a la toma del poder. Estas conversaciones eran excepcionales por su profundidad, rigor y una sugerente belleza visual, en la cual alternaban documentales que mostraban disturbios y escenas bélicas.
El 19 de mayo se produce un hito histórico: en adhesión a la revuelta de obreros y estudiantes, cineastas conducidos por Trauffaut y Godard impiden que se desarrolle el tradicional Festival de Cannes.
Más tarde, el cine también volvió a reflejar ese acontecimiento: A.O. Scott cita la película norteamericana Milestones (1975), de Robert Kramer y John Douglas, no estrenada en nuestro país, que trata acerca de sucesos ambientados en los Estados Unidos en la década del sesenta.
Una obra de arte que por fortuna se pudo ver en la Argentina es Los amantes regulares (Les amants réguliers, 2005), de Philippe Garrel. Está filmada en el más puro blanco y negro y relata esos desórdenes sociales a través de la historia de amor entre dos jóvenes, una escultora y un poeta. Es ante todo un homenaje a la estética de la Nouvelle Vague, y sus escenas remiten a Eustache, Rivette, Truffaut y Godard. Y el personaje del poeta sueña un año después con ese mes que conmocionó al mundo.


El situacionismo

Además de marcar hechos políticos como las guerras de Argelia –que sensibilizó a la sociedad francesa- y de Vietnam, al analizar el mayo de 1968 se barajan una lista interminables de conceptos: que fue una respuesta al estructuralismo, al que se considera reaccionario; que estuvo imbuido del espíritu del espartaquismo alemán, al frente del cual militaron Rosa Luxemburgo y Kart Liebknecht; y que se inspiró en las ideas del filósofo Henri Lefebvre y en el pensamiento de la escuela de Frankfurt, sobre todo en Herbert Marcuse. También es indudable que la rebelión desconfiaba de las ciencias sociales: así, el Movimiento 22 de Marzo señalaba que “Uno encuentra sociólogos en la propaganda, en las mil formas de condicionamiento del consumidor”.
Pero la influencia mayor la aportó el situacionismo, un movimiento utópico alimentado por el Dadá y el surrealismo, que se desarrolló a partir de los años cincuenta y que proponía recuperar la libertad a través de la construcción de situaciones, o sea de un “juego de acontecimientos”. Y Guy Debord, su máximo exponente, en La sociedad del espectáculo (1967) exponía que la alienación emanada del capitalismo no sólo englobaba el trabajo sino toda la actividad humana, cuyas relaciones se habían asimilado a la circulación de mercancías y se identificaban en forma pasiva con el espectáculo ofrecido por los medios de comunicación. Por eso había que cambiar la vida creando situaciones, de manera de romper la rutina diaria y dejar fluir las propias emociones. Y Debord afirmaba junto con Gil J. Wolman que “Puede decirse que son bastante raras las personas que viven (siquiera sea esa pequeña parte de su vida en que se les permite alguna elección) en armonía con sus sentimientos y con sus juicios”. De allí que en las paredes en 1968 se escribiera el graffiti: “Mira tu trabajo: la nada y la tortura participan de él”.


La historieta

La historieta nutrió el espíritu del mayo francés por su proclamación del feminismo y de la libertad sexual en sus series protagonizadas por heroínas erotizadas. El debut le correspondió a Barbarrella (1962), dibujada por Jean-Claude Forest, que cobró gran notoriedad por su desprejuicio y audacia en el lujoso álbum editado por Eric Losfeld en 1964. El mismo editor fue más lejos en Les aventures de Jodelle (1966), con arte de Guy Peellaert y textos de Pierre Bartier, de gran desparpajo y enorme lucimiento gráfico debido a sus llamativos colores que apelaban al espíritu del Pop Art. Losfeld continuó en Scarlett Dream (1967) esa línea de heroínas de sexualidad exacerbada, aunque este personaje también anhelaba el amor; los dibujos eran de Robert Gigi y guión de Claude Moliterni,. En 1968 Peellaert avanzó otro paso y en la revista Hara-Kiri dibujó Pravda, la survireuse, líder de una banda de vengativas mujeres semidesnudas que conducían poderosas motos. Y, finalmente, el proceso culminó con la sofisticada Saga de Xam (1967), a cargo de un grupo de dibujantes que dirigía Nicolas Devil y con guión de Jean Rollin, cuya excesiva vocación vanguardista y de experimentación derivó en un completo hermetismo.
El notable guionista Pierre Christin (responsable de Valerian, El navío de piedra, Las falanges del Orden Negro, El muro, La ciudad que nunca existió, La diva y el kriegspiel, El crucero de los olvidados, Partida de caza) responde a una pregunta de un periodista de Ergocomics: “Sí. En Francia era el momento de un cuestionamiento del pensamiento de De Gaulle. Un mundo muy autoritario. (…) Una segunda influencia en los años ´60, cuando llegué a América, estaba el Flower Power y era la misma situación antiautoritaria pero a la americana, con los Hippies, del poder de la música, la repulsión del puritanismo, la revolución sexual, el derecho de las mujeres”.
Después del mayo de 1968 se produjo la explosión del cómic francés. Y vino de la mano de la revista Pilote, que había nacido en 1959. Bajo la dirección de René Goscinny (guionista creador de Asterix, 1961, con dibujos de Albert Uderzo), se decidió cambiar y dotar a la publicación de un giro osado y renovador. Y logra reunir a un equipo de notables, como Claire Brétécher, Jean Giraud, Uderzo, Marcel Gotlib, Fred, Jean Tabary, Jean-Michel Charlier, Jean-Claude Forest, Joseph Gillain, Jean-Claude Mézières, Nikita Mandryka, Guy Vidal, Gérard Pradal y Philippe Druillet.
Se concedió una gran libertad de expresión tanto en lo relativo a los textos como al grafismo. Una de las grandes figuras era Druillet con sus fantásticas y amenazadoras arquitecturas del futuro.
En 1972 dejan la revista Gotlib, Mandryka y Brétécher para editar la suya propia: L´Echo de Savanes. Pero Pilote sigue siendo el modelo con genialidades como Les Frustrés, de Brétécher, plena de un agudo y ácido feminismo, y las mordaces y humorísticas Tranches de Vie, de Gérard Lauzier, las cuales registran las desgarradoras vicisitudes de la mediocridad de la vida cotidiana en Francia.
Este surgimiento de la historieta se volcó a álbumes suntuosos de extrema calidad y notables ventas, que dieron lugar al despliegue de una creatividad gráfica mayúscula y a un onirismo exasperado. Y los diarios y semanarios decidieron incorporar el cómic a sus páginas.
Otra revista de historietas adultas fue Charlie Mensuel, aparecida en febrero de 1969, cuya conducción estuvo a cargo del jefe de redacción Georges Wolisnki, guionista de la célebre heroína erótica Paulette (1970), que dibujó Georges Pichard.
La revista Circus, que nació a fines de 1974, debe bastante de su fama a esa exquisitez gráfica compuesta por François Bourgeon en Les passagers du vent.
A principios de 1975, Jean-Pierre Dionnet, Farkas, Jean Giraud y Philippe Duillet fundaron Les Humanoides Associés y editaron una publicaron mítica: Metal Hurlant, que representó a la corriente juvenil fanatizada por el rock y la ciencia ficción. Así, en 1975, aparecieron Arzack y El garaje hermético, que Giraud firmó con el seudónimo de Moebius, y reservó su nombre real para el western, del cual Teniente Blueberry (1963) fue un emblema por su excelencia plástica. Allí se publicaron obras cumbres de la historieta francesa que realizaron artistas de la talla de Jacques Tardi, Enki Bilal, Mandryka y Druillet.
En mayo de 1975 Marcel Gotlib se lanzó al mercado con la revista humorística Fluide Glacial, de gran repercusión por los talentosos historietistas que publicaron en sus páginas.
Y en febrero de 1978 salió A Suivre, de Editions Casterman, publicación de sumo refinamiento, en la que estuvieron Tardi, Jean Claude Forest, Hugo Pratt, Jean-Claude Servais, Milo Manara, Régis Franc y Bourgeon.


Un testimonio

Se sabe que el mayo francés se desarrolló después de un período de diez años de crecimiento económico bajo la administración del General De Gaulle. Éste logró someter la rebelión dando mejoras salariales para aplacar a los obreros, disolviendo la Asamblea Nacional y convocando a elecciones legislativas anticipadas para el 23 de junio, las que ganó con amplitud. Pero antes de un año, nuevas votaciones obligaron a De Gaulle a retirarse de la vida política.
El lunes 6 de mayo de 1968, Malraux (que participó junto a Mao en la revolución china, luchó en el bando republicano durante la guerra civil española y militó en la resistencia francesa, además de ser autor de la célebre novela La condición humana, 1933, director de la película L´espoir, 1938, y crítico de arte en Las voces del silencio, 1951) mantuvo un diálogo esclarecedor con Max Torres, del que fue amigo en “los tiempos de la Guerra de España”. En esa conversación se puede captar la confusión, sorpresa e incomprensión que hubo sobre los sucesos que estaban ocurriendo en París. Dice Malraux sobre Torres: “fue profesor de la universidad de México, y después de Berkeley, donde dirige el seminario de química del cerebro desde 1958. Hace treinta años que no lo veo”.
Ante un télex que recibe Malraux en el mismo Ministerio de Cultura y da cuenta de los disturbios, su amigo Torres comenta:
“(…) Ahora el freudo-marxismo todo lo invade. (…) Y recuerda que no me opongo a Freud: yo mismo fui psicoanalista. No estoy contra Marx: luché bajo el mando comunista, y no lo lamento. (…) Pero no me gusta la cretinada, ¿entiendes? La gente se cretiniza, y además le satisface”.
“¿Quién es la gente?”, le pregunta Malraux.
Y Torres responde: “¿Quién es? Mis ayudantes, los alumnos, mis colegas, la prensa, los intelectuales, etc.: ¡toda la gente a la que veo! Pero sobre todo mis alumnos. Se creen el futuro, porque en ciencias y en arte, durante el siglo XIX el futuro venció siempre. Aunque me crean un viejo cretino, el futuro será para ellos tan extraño como para mí. (…) ¡El problema de la juventud no ha concluido! Pero en el fondo, me importa poco.”
“A mí sí. ¿De dónde viene tu cólera contra este freudo-marxismo?”, indaga Malraux.
Y Torres enojado contesta: “¡Vaya, de la realidad en cuyo centro vivimos! ¡Y que nadie conocerá de aquí a un siglo! Hablarán del auténtico Freud, o del auténtico Marx. ¡Qué desgracia! Si crees que los muchachos que están golpeándose con tu policía ahí en Denfert-Rochereau no son freudo-marxistas, ¡ya cambiarás de opinión! Pero yo me atengo a mi librito. ¡Vuelvo sobre lo mismo! Cuando estaba en vuestra Sorbona, ¿qué me enseñaban? ´Hay un valor supremo, que es la verdad. La verdad es lo verificable.` Freud y Marx aceptarían la frase, ¡por supuesto! Pero la de Marx, citada por todos: ´No se trata sólo de comprender el mundo, sino de cambiarlo´, comienza a fastidiarme. Díme una cosa…¿si moderaran un poco el ímpetu de cambio, para tratar de entenderlo, así, sencillamente?”.
Más adelante Torres agrega: “Desde hace días me pregunto si ya no entiendo, si es la edad.” Y después afirma “Otrora, creía que a mi edad pensaría mucho en mí: la experiencia, todo eso…pero no lo hago jamás. La vida no mantiene ninguna relación con lo que uno creía…Las historias de los jóvenes, tus muchachos dispuestos a apalearse con la poli, mis alumnos…¡la nueva generación! ¡Nueva! Se habla de ella como si se rebelase contra nosotros. Le importa un cuerno de nosotros. Debería odiarnos. Pero no tiene tiempo: ¡está cambiando! (…) En el fondo, los jóvenes y nosotros nada tenemos que decirnos…”
Es patética y conmovedora la desorientación de un hombre tan preparado como Torres, que, además, contaba con una gran experiencia política a sus espaldas.



El Cordobazo

El mayo francés tuvo la particularidad de que los obreros se unieron a los estudiantes: en las proximidades de Nantes, el martes 14 de junio ocuparan la fábrica de Sud Aviation, y pasando por encima de sus sindicatos las plantas Renault en Cleon, Flins, Le Mans y Boulogne Billancourt fueron a la huelga y el día siguiente en la fábrica Renault 15.200 trabajadores se encerraron en ella y secuestraron a sus directores.
Un año después, en mayo de 1969, se produce en Córdoba un episodio de similares características contra la dictadura militar del Teniente General Juan Carlos Onganía, que en 1966, al frente de la Junta de Comandantes, había derrocado al entonces presidente constitucional Arturo Humberto Illía, proclamando la Revolución Argentina, que en 1967 dictó un decreto-ley contra el comunismo.
El Cordobazo marcó un cambio significativo en las luchas políticas argentinas, porque puso en evidencia la brutal explotación del régimen, cuyo Ministro de Economía, Adalbert Krieger Vasena, era un simple títere cipayo de las corporaciones internacionales. La dictadura disolvió los partidos políticos, cerró el Congreso, intervino las universidades –a las que definió como “centros de subversión y comunismo”- llevando a cabo una feroz represión que fue denominada “la noche de los bastones largos”.
A partir de El Cordobazo se inició un proceso combativo que proponía un cambio social y terminó haciendo caer a Ongania en oportunidad del secuestro y muerte de Aramburu, al siguiente presidente Levingston, hasta que el tercero, Lanusse, se vio obligado a convocar a elecciones para el 11 de marzo de 1973.
Hubo ciertos hechos sangrientos que precedieron al Cordobazo: el 15 de mayo durante una manifestación en Corrientes fue muerto un estudiante por la policía, y la CGT de esa provincia convocó a un paro general.
En Rosario, el 17 de mayo durante una manifestación la policía asesinó a un estudiante. Se organiza una “marcha de silencio”, la cual se transforma en una violenta refriega durante la cual la policía vuelve a matar a otro estudiante. El Poder Ejecutivo declara a la ciudad zona de emergencia bajo el mando del Tercer Cuerpo de Ejército. Este episodio fue bautizado como el Rosariazo.
La agitación social también se trasladó a las ciudades de La Plata y Tucumán.
Y entonces en mayo de 1969 el gobierno nacional sancionó un congelamiento de los salarios y de los convenios colectivos de trabajo y un decreto derogó el régimen especial sobre el descanso del sábado inglés en las provincias de Córdoba, San Juan, Mendoza y Tucumán.
Ante la rebelión obrero-estudiantil de Córdoba, Onganía ordenó a las Fuerzas Armadas que la reprimieran. Pero la fuerte respuesta de la población, durante la cual se levantaron barricadas y se incendiaron autos, logró hacer retroceder y desbandar a la policía, hasta que intervino la Cuarta Brigada de la Infantería Aerotransportada y efectivos de la Aeronáutica y la Gendarmería, que fueron atacados con bombas “molotov”. Luego de estar veinte horas en poder de los manifestantes, el 30 de mayo las tropas logran el control de la ciudad, y dejaron dieciséis muertos, cincuenta heridos y cientos de detenidos. Entre estos últimos estaban los dirigentes sindicales Agustín Tosco y Elpidio Torres.
Otro hecho a destacar es que El Cordobazo –igual que el Mayo francés- cuestionó la mala y autoritaria enseñanza impartida por profesores intelectualmente momificados que representaban el pensamiento reaccionario de la dictadura.


Hortensia

Después de El Cordobazo, en la ciudad nace en agosto de 1971 Hortensia, una revista fundada y dirigida por Alberto Pío Cognini, que revoluciona el humor gráfico argentino, del mismo modo que la historieta francesa inició una línea innovadora después de mayo de 1968.
Hortensia constituyó un reducto de libertad representado por su humor: su redacción fue allanada varias veces, se le colocaron dos bombas, se quemó una edición y su director estuvo dos días preso.
Proyectaba un humor fresco, popular, de origen callejero, de larga tradición en la provincia, que abrevaba en las canchas de fútbol y en las peñas folklóricas. Debía su nombre a una vendedora ambulante de pésimo carácter que vendía papas de hortensia. Su diagramación nada solemne era un caos espontáneo y ágil (”amontonando cosas (que a veces se creaban ahí nomás) sin mucho virtuosismo (…), y finalmente la mano nos gustó”) que transmitía anécdotas, retrataba tipos sociales y abundaba en chistes y en cartoons.
Muchos talentos se desarrollaron en esta publicación. El mismo Cognini, que había trabajado en los diarios La Voz del Interior, Los Principios, Córdoba y en la revista Jerónimo. En Hortensia utilizó los seudónimos de “Pío”, “Alberto”, “Augusto” y el de “El Irresponsable” para los editoriales. Negrazón & Chaveta fue una de las grandes creaciones del dibujante. En 1974 escribió el libro Cognini desde Córdoba…y buhé.
Otros artistas geniales fueron Roberto Fontanarrosa, Ian, Amuchástegui y Crist. Este último (Cristóbal Reynoso) tenía una tira llamada García y la máquina de hacer pájaros, título que le prestó a Charly García para que denominara así a su grupo de música. Y Fontanarrosa comenzó a publicar sus luego famosas tiras Inodoro Pereyra “el renegau” y Boogie “el aceitoso”.
El humor era ingenuo y saludable, como por ejemplo: “Creencias del Cordobés Medio”: “-Su mujer no lo coronaría ni loca”, o este diálogo en un bar: “-Mozo, ¿tiene leche pura?/-Sí señor, pura como su novia/-Bueno, entonces deme un café”, o en las siguientes frases ingeniosas: “más frío que lagaña de pingüino”/”Quedé torcido como paisaje de curda”.
Hortensia se cerró en enero de 1990 y aunque hubo un intento de volver a editarla dos años después, el proyecto no prosperó y sólo salieron dos números.


Conclusiones

El Cordobazo fue un movimiento netamente político que cuestionaba el sistema capitalista y postulaba una transformación de la sociedad. Una coyuntura histórica que conviene mantener presente si se quiere frenar este giro mundial tanto hacia el capitalismo salvaje como hacia la globalización que representa a los centros internacionales de poder.
En cuanto al mayo francés, aunque fue atravesado por un nutrido componente de tendencias políticas y filosóficas, no se le puede aplicar un modelo de análisis integrador que lo explique e interprete. Toda reducción a una línea de pensamiento preexistente no hace más que convertirlo en un estereotipo. Nicolás Casullo, además de referir que el suceso sólo ocasionó una muerte, “casi accidental”, menciona una frase del sociólogo Edgard Morin: “lo decisivo de Mayo del 68 es lo que resulta difícilmente explicable”.
Ante todo no fue una revolución, sino una revuelta, como lo afirma ahora su líder máximo, Daniel Cohn-Bendit, que es representante ecologista (Grupo de los verdes) en el Parlamento Europeo: “La revuelta fue una forma de expresión política, pero su objetivo no era tomar el poder político como tal. De hecho, su esencia existencial lo hizo ´políticamente intraducible´”. El historiado Eric Hobsbawm –citado por Diego Igal- apuntó: “La rebelión de los estudiantes occidentales fue más una revolución cultural, un rechazo de todo aquello que en la sociedad representaban los valores de la ´clase media´ de sus padres”. Y el prestigioso sociólogo Manuel Castells –que participó de joven en la agitación del 68- acota que: “… la estabilidad de las instituciones que rigen nuestros destinos no se basa en la adhesión de los ciudadanos al modelo de sociedad y de vida nuestra de cada día, sino a la resignación acerca de su inevitabilidad”. Y en la actualidad se ha vuelto a replantear otro de sus reclamos: el reemplazo de la democracia representativa por la directa. Se sabe que la democracia representativa propone que el pueblo sólo gobierne por medio de sus representantes, y que una vez que los políticos obtienen los votos se olvidan de sus promesas y traicionan al electorado. En cambio, la democracia directa postula una descentralización del poder, de modo que distintas regiones sean administradas por funcionarios fácilmente reemplazables y cuyas gestiones se puedan discutir en asambleas.
El mayo del 68 fue una explosión generacional, el de una juventud que quería cambiar la vida y superar esa existencia cargada de tedio y rutina que proponía la sociedad de consumo (de allí el eslogan: “No queremos un mundo donde la garantía de no morir de hambre supone el riesgo de morir de aburrimiento”). Anhelaba la felicidad, el apego a ideales, a la utopía como meta vital (“Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar”, reza otro graffiti). Rechazaba el control mediático y la sociedad del espectáculo a que aludía Debord. Y a partir de esa lucha se intensificaron la defensa de los derechos humanos, las posturas antiautoritarias, el feminismo, el respeto a las minorías, la protección del medio ambiente, la participación ciudadana, la liberación sexual y el protagonismo juvenil.
Como expresó Juan Gelman en el discurso pronunciado al recibir el Premio Cervantes el 23 de abril de 2008: “jamás será posible terminar con la utopía, recortar la capacidad de sueño y de deseo de los seres humanos”.




Bibliografía

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Germán Cáceres

2 comentarios:

Mucha dijo...

Diferentemente diferente es tu blog.Me ha gustado volveré,pronto.Te dejo desde un dia de lluvia en Miami

coti dijo...

Buenisimo. Use la nota para un trabajo en la escuela. Saludos