domingo, 8 de junio de 2008

Fernando Luis Pérez Poza: El Tango

Crónica de un viaje a la Argentina (VII)

EL TANGO

Es difícil expresar lo que uno siente cuando se acomoda en un teatro de la Avenida de Corrientes, dispuesto a disfrutar al máximo de un espectáculo de tango.
La zona de butacas probablemente había sido cubierta con una tarima, pues se notaba que estaba a ras del escenario. Y sobre esa superficie se habían dispuesto un sinfín de pequeñas mesas redondas con una pequeña lámpara de noche encendida sobre cada una de ellas.
Con el teatro en penumbra, ese ciento largo de luces parecía una manifestación de luciérnagas. Los palcos se descolgaban por las parees luciendo un sencillo pero dorado artesonado y vestían todavía más el patio de butacas.
Día de semana, miércoles para ser más exactos, pero lleno a rebosar. Y es que el espectáculo lo merecía. La compañía Tango x 2, encabezada por Miguel Ángel Zotto, escenificaba a lo largo de casi hora y media la historia del tango y, con ello, en cierto modo, la de Buenos Aires, o también para no entrar en disputa con los uruguayos, la de Montevideo, a lo largo del siglo XX, que no serían muy distintas.
Desde 1905 hasta la vanguardia actual. Veintiuna personas sobre el escenario y me imagino que muchas otras más entre bastidores para que todo saliera perfecto.
La ambientación visual, con proyectores de imágenes en los que predominaba el obelisco al fondo, pero que se iban adaptando como un guante a las épocas representadas.
El recorrido completo comenzaba en la memoria legendaria de la pareja "El Cívico y la Moreira", pasaje en el que la compañía entera recreaba a través de tango, milongas y zamba, los bailes primitivos, mostrando el estilo como se bailaban los primeros tangos, taconeados y canyengues.
El baile y el teatro se enlazaron a la hora de escenificar el prostíbulo, ambientado en el Buenos Aires de los años veinte "una ciudad que recibía miles de inmigrantes, generalmente hombres solos, que arribaban de todas partes de Europa, así como centenares de jovencitas que llegaban engañadas y serían regenteadas por madamas y cajetillas en los típicos prostíbulos de la ciudad".
La década de los cuarenta vestía el escenario de Avenida de Corrientes de cafés, orquestas, teatros, dancing club que la compañía recreaba convirtiéndola en "la calle que nunca duerme" y en el epicentro del tango.
El café Mazotto, la plaza típica, el atardecer donde se entremezclan el vals cruzado y una milonga al borde del escenario.
El segundo acto incluía el desarrollo del tango danza, el baile entre hombres y un homenaje a Eduardo Areolas.
Picadas con los pies, coreografía de piernas, saltos acrobáticos, vertiginosos descensos por unas escaleras ubicadas en el escenario y que no dieron lugar ni a un solo traspiés. Los pasos más difíciles eran saludados por el público con largas ovaciones espontáneas.
El tango es un poema en el que se emplea el cuerpo como herramienta. Los ojos de los bailarines no se extraviaban sino que se miraban fijamente mientras los pies evolucionaban, encajando unos con otros como si fueran el engranaje perfecto de un mecano diseñado a puro sentimiento.
Rojo y violeta, terciopelo negro, satén blanco vestían de tango los sueños. Finos encajes de una lencería mágica moviéndose al ritmo de una magnífica orquesta compuesta de violines, bandoneones, piano y contrabajo.
Los pies de los espectadores zapateaban al compás de la música adquiriendo autonomía sobre sus propietarios.
Los bailarines se desplegaban por el escenario con la misma armonía que el fuelle de un bandoneón, abriéndose y cerrándose, como un certero mecanismo de relojería, sincronizados con la partitura sin una milésima de segundo de retraso.
Y yo sentí que Buenos Aires se me metía dentro y comenzaba a ocupar por completo cada rincón de mi corazón.

Mayo 2008 © Fernando Luis Pérez Poza
Buenos Aires. Argentina.
fpoza@yahoo.es

2 comentarios:

silvia dijo...

FERNANDO SI EL TANGO Y BUENOS AIRES HAN ENTRADO EN VOS, COMO UNA MARIPOSA MÁGICA, PUES VOLVERÁS, AMIGO, VOLVERÁS, LA NOSTALGIA TE TRAERÁ. UN ABRAZO,


SILVIA LOUSTAU

Fanny Garbini dijo...

Querido fernando, como digo en mi POEMA DE DESPEDIDA, te llevaste el tango clavado en medio del esternón, y no me equivoqué!!
Gracias por este reconocimiento a nuestra danza porteña!!
un abrazo!
fan