viernes, 21 de septiembre de 2007

Sandra Russo: López

Esta semana se cumplió un año de la desaparición de Julio López, y aunque los diarios reseñaron el aniversario del secuestro, y la televisión y la radio amplificaron la noticia, el caso López es un ejemplo de cómo los medios no siempre imponen la agenda de la sociedad, esto es, para aquellos que nunca cursaron Comunicación, los temas circulantes entre la gente: la gente habla de lo que hablan los medios. Pues bien, nadie habló de Julio López. Nadie habla de Julio López. Entre los casos resonantes que atraen y capturan la atención de la opinión pública, no podría incluirse el caso López. Es un desaparecido en democracia también desaparecido de la conciencia colectiva.
Se dice por ahí que el recuerdo es siempre el recuerdo de un recuerdo. Que la memoria actúa no sólo como reactivadora del pasado, sino que la evocación de un suceso se replica en el próximo recuerdo, con sus pequeñas desviaciones y sus agregados y sus recortes, y finalmente del hecho original queda poco, pero es eso la memoria: siempre reactualiza nuestros sentimientos, porque esas desviaciones y esos recortes se van adaptando a los que vamos siendo; es la estrategia de la memoria contra el olvido. El olvido corta lazos. La memoria los reconstruye.
No es de ahora, que se cumple un año. Desde hace mucho me pregunto, y escribí un par de notas al respecto, por qué el caso López escandalizaba tan poco. Por qué parecía haber una costra entre la sensibilidad de un/a argentino/a común y corriente, y el hecho de que haya desaparecido un testigo clave en un juicio cuyo acusado fue luego condenado a prisión perpetua por genocidio. La gente no quiere oír hablar de genocidio. La gente está harta. Vaya gente. La gente antes no se enteraba de nada. Un patrullero estacionaba en la cuadra, se escuchaban tiros, desaparecía un vecino, y nadie sabía lo que pasaba. Ok. Después la gente, cuando vino el juicio a las Juntas y se leyó el Nunca Más, lo hizo best seller. Allí se detallaba cómo, por ejemplo, se picaneaba a mujeres embarazadas delante de sus maridos, o se violaba por el ano a las prisioneras con la culata de un revólver. Y los tiraban al mar. Dios mío, decía la gente. Los tiraban vivos al mar. Y especialmente tiraban al mar a las mujeres que habían parido en los campos clandestinos. Las tiraban al río y se apropiaban de sus bebés. La gente no podía creer lo que había pasado en este país. Dios mío, repetían las señoras allá por el ’85, cuando la Justicia estaba todavía muy lejos, pero los hechos estaban claros. La gente no podía no decir Dios mío, porque no existía ningún discurso circulante para defender un exterminio como el que se había llevado a cabo. Lo clandestino de los asesinatos refrendó el pacto de silencio entre el poder y la gente. Y por gente, que ya va siendo hora de definir la palabra, entiendo en esta nota a todos aquellos y aquellas que carecen del mínimo sentido crítico de la realidad, y políticamente son el rociador de ideología favorito de todos: izquierda y derecha quieren germinar ahí, en lo que cualquiera entiende, en lo que cualquiera cree, porque ése es el único camino hacia la Meca. Pero cuando la Meca estuvo en manos de asesinos, la gente no se dio cuenta.
Después no hubo más gente y hubo ciudadanos. Eran los flamantes habitantes de un país democrático, que se proponía, como una quinceañera, tener un vestido de tul rosa para su fiesta, y poco después se desilusionó, porque la fiesta era en un pelotero y el vestido era alquilado.
Cuando se fueron los ciudadanos vinieron los clientes y los usuarios. Esos consumían a lo loco. Deliveries, viajes, plasmas en cuotas, heladeras que babean hielo, home theatres, pochoclo. Ellos mismos, con cada dólar que gastaban, estaban definiendo la suerte de muchos otros, algunos de los cuales después los asaltarían, y así son las cosas, amigos, circulares.
Tengo la sensación de que ha vuelto la gente. La gente que no cree que la desaparición de Julio López la involucre. Después de todo, ese albañil estuvo preso. Por algo la gente, cuando se puede dar un gusto, lee Gente.

Sandra Russo

Fuente: Diario "Página/12", 21/09/07
www.pagina12.com.ar

Pere Bessó: Joan Lindgren

PLANY PER LA MORT DE JOAN LINDGREN


Querido Anibal:

Esa hermana luchadora, ángela fieramente humana, nos ha dejado. Esta misma noche, a las nueve y media en horario de San Diego, en paz y sin dolor, nos comunicaba la amiga Martita Zabaleta. Vaya en desagravio de la muerte este planto, Oix, con su correspondiente al castellano (Ansia), y mi abrazo para vos y la membresía de La máquina de escribir.


OIX


Deixa’m estar, fuig.

Troba la poeta irlandesa que apunta maneres:

la cortina d’un núvol

en el desig dels teus pits trasnitats.

Cada rebuig

és en la meua mateixa invitació

alta finestra,

vi de sequera en gerro badat,

estranya coentor de la paraula.

No hi ha per a nosaltres la penitència

de l’entremig,

només la glopada de botijó de carro

amb caperot de fulla de garrofera.

Afanya’t:

cap confabulació es troba al decliu

de l’aigua de cazalla,

en la línia de solc obert,

crancs de riu,

la còpia tacada de la rosa.

Res enllà de la negació altiva de la pitrera

a oferir a mans salves,

el bocinet de fetge per al gat que maula

enfosquit al centre de la tristor,

el llit arredonit pel coixí de les ombres.

Cap benvinguda als batecs en la carrera

al matalàs de la cambra mig il·luminada,

com una mena de vaixell boig a la deriva.

Cap errada en el refregó de la grava

on no creixeria ni zitzània

per a fer bona la reserva,

només la tria del lloc privilegiat

abans de la batussa,

la marxa cap al turó definitiu dels despeuats

que anuncia els cadufs del dolor,

la sènia despecegada de Joan Lindgren.

_____________

ANSIA


Déjame ya, vete.

Halla a la poeta irlandesa que apunta maneras:

la cortina de una nube

en el deseo de tus pechos trasnochados.

Cada rechazo

es en mi propia invitación

alta ventana,

vino de sequía en jarro consentido,

extraña escocedura de la palabra.

No hay para nosotros la penitencia

del entremedio,

sólo el trago de botijuela de carro

con capirote de hoja de algarrobo.

Aligera:

ninguna confabulación se halla en el declive

del agua de cazalla,

en la línea de surco abierto,

cangrejos de río,

la copia manchada de la rosa.

Nada más allá de la negación altiva de la pechera

que ofrecer a mansalva,

el trocito de hígado para el gato que maúlla

oscurecido en el centro de la tristeza,

el lecho redondeado por la almohada de las sombras.

Ninguna bienvenida a los latidos en la carrera

al colchón de la habitación encendida a medias

como una suerte de barco loco a la deriva.

Ningún error en el roce de la grava

donde no crecería ni cizaña

para hacer buena la reserva,

sólo la elección del lugar privilegiado antes de la pelea,

la marcha hacia la colina definitiva de quienes perdieron sus pies

que anuncia los cangilones del dolor,

la noria en derroche de Joan Lindgren.



Pere Bessó i González
perebesso@hotmail.com

martes, 18 de septiembre de 2007

Marta Zabaleta: "Es un viaje tan largo y se acaba tan pronto"

"Es un viaje tan largo y se acaba tan pronto"

l

lo dice Joan, cuando agoniza


Dedicado a mis amigas
Joan Lindgren * y Nora Strejilevich *


Yo no sé si estoy viva, pues mis pies
enfermizos
me llevan para adentro.
No me quiero dormir , porque se dormiría conmigo, ni creo que la encontrarás ya en su casa, la de San Diego.
Ve más vale a buscarla en las hojas de tu libro. Allí quedó su frente reflejada, allí un rumor de miedos fieros, su taciturna alegría, y en la mano, un clavel de Galicia para rodar el viento.
La Gallega despierta.
Yo no sé que nos pasa, por qué
no apresamos paraguas que gigantes
nos surquen los océanos. Paradas, cuchicheando, dando vuelta al destino
tomarla de la mano
para que no se muera.
/una gota
de lluvia
una cantera
roja,
para que el polvo
nos vuelva
borrosa sombra clara
sin que se muestre
la verdad
desnutrida
de nuevas utopías\
de pájaros bebiendo del aljíbar al rojo
los colibríes en llanto,
del Jardín de las Delicias, casi de nuevo
recreará su habitat y sus señuelos:
renacentista y diva, hasta el final
se levantará de la silla
en que leyó los diarios
y comenzará a regar
otra vez
maceta por maceta.
Me hará sentirme un hada
que sube la baranda, se derrumba en el río
y sin embargo, llora. Su arritmia de este día
nos cachetea en la sombra
pues no habrá más auroras.
Nos queda su confianza.
Su sonrisa de ninfa,
su voz de cañas dulces
toda carnal y pura
sus ojos japoneses
preguntando al espejo:
soy
la más bella de todas? Dos besos, Nora.


* Marta Zabaleta, Londres 16 de septiembre 2007, 2.00am



Dra. Marta Raquel Zabaleta
- Convenor Research Group on Women, Men and Genders - CEISAL
- Honorary Visiting Senior Lecturer, School of Art and Humanities, Trent Park, Bramley Rd., Middlesex University, London,UK

Email addresses -
m.zabaleta@mdx.ac.uk , mzabaletagood@gmail.com , martitacriolla@yahoo.com.ar

Webpage/portal -
http://www.martazabaleta.com
Cultural Blog -
http://boards3.melodysoft.com/app?ID=Shaharazad
News Blog -
http://martazabaleta.blogspot.com/
ACH Registro Creativo -http://artsandscience.concordia.ca/cmll/spanish/ACH/Registro/Marta_Zabaleta/

*Joan Lindgren: Escritora, poeta, traductora, promotora cultural, activista de los DDHH.
* Nora Strejilovich: idem , sobreviviente de los campos de la última dictadura.
* Marta zabaleta: Escritora, poeta, traductora, promotora cutural, activista de los DDHH, fundadora y coordinadora de la Red Internacional "Palabres y Mujeres en el mundo" / "Women and Words in the Worlds".




Gabriela Delgado: De "Destinatario"

Las mismas palabras

Ha enloquecido mi pluma
escribiendo siempre las mismas palabras.
Planeo escribir sobre la playa,
las tormentas, la gente
pero siempre me devuelve a tus aguas.
Intento abrir el baúl de mi infancia,
reconstruir mis versos adolescentes,
pintar los verdes del verano.
Pero todo se diluye en el caleidoscopio de tus ojos,
en el vértigo de tus manos
y desobediente, se empeña en dibujarte,
aferrada a tu boca, asilada en tus brazos.
Se detiene, muda, si quiero cambiar sus trazos,
se muestra taciturna, trasnochada.
Se fuga en garabatos, hasta que encuentra
la forma de retomar, insistente, las mismas palabras.
Y se baña en un charco de ensueño,
recordándole en cada punto, en cada coma.


Como siempre

Regresan los devaneos.
Es si, es no o un tal vez.
Cuidado o abandono,
anudando dudas.
Es el fuego o el silencio,
arrojar o retener,
volar o caer,
cerradura o llave.
Otra vez los antónimos,
desierto o pradera,
naufragio o puerto,
penumbra o destello.
Es el fin o el principio,
camino perpendicular o paralelo.
Yo, detenida,
en la misma encrucijada de siempre.

Gabriela Delgado
De "Destinatario" (Primer Premio Poesías Certámen 2004)
(CEN Ediciones, Córdoba, Argentina, 2005)
agualunagd@yahoo.com.ar
www.cenediciones.com.ar

Amadeo Gravino: Poemas con princesa

VARIACIONES SOBRE UNA CANCIÓN DE SERRAT Y
SOBRE FRAGMENTOS DE UN FILM DE FELLINI

El sol de Miró
-Amarillo y contento-
Camina por la tarde de incienso
(Desnuda como una adolescente)
Y su calor de 100.000 fósforos
Nos lacera la piel/los huesos y las uñas

El horizonte verde y azul
Se hamaca sobre los últimos techos de la ciudad
En un trapecio que cuelga del cielo
Poblado de golondrinas y estrellas

Debajo
El mar Mediterráneo muerde piedras y arena
(Pintadas por Dalí)

De pronto feroz
El viento sopla sus trompetas
Ante el agua celeste
Que lastima a los barcos dormidos



LA MÁGICA LLUVIA DEL POEMA DE
GONZÁLEZ TUÑÓN

Suena la Camerata Bariloche en la mañana gris/lluviosa/triste/
Que golpea la puerta de los desocupados
Las mujeres miserables
Y los niños mendigos

Mozart vuela en las cuerdas como un ángel

Para aliviar las penas de los solitarios
Para calmar el hambre y borrar la tristeza
Y también la derrita

Detrás de la ventana
Se oye la mágica lluvia
Del poema de González Tuñón


Amadeo Gravino
De "Poemas con princesa"
(Ameghino Editora S.A. -Rosario, Buenos Aires, 1999-)
pakolibros@ciudad.com.ar

Alejandra Dening: veo veo y otros

veo veo


Eso que veo
-cuando veo-
no quiero verlo más.

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Agradecimiento


Poesía,
por fin apareces
después de tantos gritos mudos

-pero no muertos-

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Marketing


Tres grandes collares
para ocultar pequeños senos.


·······································································


Sexo casual


Canje
sólo canje
y de premio
un hasta luego
un silencio
un acuerdo
del desacuerdo interno.

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En-vuelta


Mujeres.
Mujeres atrapadas en ropas
-que asfixian-
con caras disgustadas
respiración entrecortada
y novios que se escapan.



Alejandra Dening
aledening@gmail.com
http://loqueaparece.blogspot.com/

Virginia Edit Perrone: Trazos

Trazo oculto.

Paradoja.
El Velázquez inverso.
Cuando escribimos
sólo denunciamos
la propia
ausencia.


Trazos Secretos.

Alguna mariposa
desmentirá
con su aleteo
toda
declinación,
cuando el tiempo
transcurra.


Trazo Fino.

Ese borde
perfecto
imperfecto
que nos deja
vacilando
entre el valor y el
abismo.


Virginia Edit Perrone.
perronev@infovia.com.ar
http://virginiaperrone.blogspot.com

Rolando Revagliatti: A todos ellos

A Jean Genet



Si porque

le extenúan la sombra

en el sueño sus propios albergados



Si porque

se la afilan en las estaciones



Si porque

le imprimen un cómplice tocado

ya muerto con un floripondio



Si porque

a ella danzan

las nupcias

gemidas

del preso.



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A Raúl González Tuñón



En el fumadero

alertados por un chino

nos escaparemos de la policía

con Jerónimo y con Perecito

por el espejo con licencia de puerta al milagro



Nos recibirán

Señoritas Todavía Vivas

y desanimadas.



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A Henry Michaux



A ver, exploremos

donde hay el hombre



y unos cuentecitos



Exploremos ese

patrimonio



A ver, al ciego

al cegado.



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A Alfredo Veiravé



Osó la voz anunciarlo

con unos bombos y un platillo

él miró de reojo a la voz

mientras penetraba en el recinto

donde poco después

siempre sensato

remataba líricamente

un platillo por aquí

y unos bombos.



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A Osvaldo Lamborghini



Febricitante almanaque cargado de semanas vacías

como campanas con vivos penachos

guardo escandalosa asimetría

capturo vocecillas que rabian por mí

que no soy más que un lector de tripas

corazón de una pasta capciosa

al reservarme el agravio púbico

el rozamiento tutelar

el encarecido crepúsculo encarnado



¿notas invernales?



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A Manrique Fernández Moreno



Era un hombre colgado de un filamento

que mentaba filos propios y ajenos

que besaba en bicicleta, en limusina, en carrindanga



Era un hombre colgado de una calamidad

(como una frutita entre pintoresca y venenosa)

que se apaciguaba espantando a entes y carteros



Tenía una novia el hombre que colgaba

tenía una novia que lo tenía a él

de quien recibía esquelas embadurnadas con degenerados incentivos

mientras mate va, whisky viene

se empedraba la pata



Era un hombre colgado de su bibliografía.



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A Miguel Hernández



Descienden de los silbos

unos rayos de agua

a los cometas


Ascienden de las décimas

y en ronda —¿fríos?—

soles cenicientos.



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A Gustavo García Saraví



O mejor dicho el detentador de las segundas intenciones

o quien le canta a la patria y a San Telmo

el guiñador de ojos en caminos y caminatas.



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A Alberto Girri



En la playa sola donde

posa el tilde



sombra

de una cabeza humana.



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A Georges Bataille



Irritados

los implementos de ferocidad

y sus fogonazos



por los efectos de templanza

y sus defectos.




© Rolando Revagliatti, 1999
© Libros del Empedrado, 1999
Antologia del Empedrado 1999
Libros del Empedrado
revadans@yahoo.com.ar
http://www.adamar.org
http://ar.geocities.com/triadapoesia/rologeneral.htm
http://arteargentino.com
http://www.revagliatti.com.ar

Mirta Liliana Urdiroz: Poemas

“Porque se lo que es no animarse a volar”



Miedo a volar


A la sombra de mi sombra


está mi vida



Vuela niña

vuela



Deja andar a esa pequeña


que de estar apresada


en tanta mujer


por las noches, llora



Vuela niña

Vuela



Deja


que encuentre su camino


animada por la que en vos


está por nacer


Despega


y festeja el renacer



Desde un rincón escondida

la niña siempre espiará

a esta mujer



·····················································································



Por tenerte

cedo el día



Por tenerte

acorto pasiones

cierro encuentros



Por tenerte

persigo al caminante

sin sentido



Por tenerte

bajo la mirada

ante un adiós



Sólo por tenerte

me entrego



·······································································




Remolinos de niebla


por donde caminan los fantasmas


que te nombran


Buscan apurados el código secreto


de aquellos días


en que rasguñábamos


la pared de la melancolía


intentando soñar



Por andaribeles encontrados


andan nuestros sueños


que nunca llegarán


a ser poesía





Mirta Liliana Uridoz
mirtaurdiroz@yahoo.com.ar
http://porsiemprepoesia.blogspot.com

Cristina Villanueva: Desde el Jardín de Uriarte

Pinturamúsica, la voz se amontona en la oreja ante de circular el
laberintoenigma.

La imagen del sonido detona en rojo, se derrama, se abre a cielos pequeños
como cachorros del paraíso.

La voz pasea la piel en extendidas olas hasta llegar a la compartida
perfección del silencio.


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Esquinas con veranos rotos, abuso de un calor sin respiro. Buenos Aires en
clave de bolsas de basura revisadas minuciosamente como si buscaran los
restos de una civiliación perdida. Caballos extraviados de algún cuento
atropellandonos y la sortija ¿cúando ?. Tangos llorando un ayer en lugar de
esperar un mañana. La luz, un reflector sin piedad sobre espejos dormidos
mucho tiempo. Las llanuras prometidas, los paraisos, una histerica que al final
no se deja. Un miedo en la punta del crepúsculo que siempre se enrojece de
heridas y el amor y la furia.


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El estremecimiento de lo extraño la cruza cuando recorre la Plaza de Mayo desierta.
¿Dónde las plazas de sus edades sucesivas, la multitudes, el pueblo?. Se pregunta mirándose las marcas del país en la piel.
A veces se da esa fusión que sucede en al amor. Ir a una marcha envuelta en el cuerpo único, gritos, canciones, hamacada en todos. Otras veces como sucede cuando el amor termina (casi siempre después de un muerto o de algo muerto) ha vuelto sola, la manifestación se desgrana en cada uno con su miedo, su vulnerable vida a cuestas. Y el cuerpo de todos y la fiesta arrojados, rotos, con sangre pegada.


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El deseo no tiene edad pero

hay que tener una mente capaz
de saltar un largo espacio

Una vez que te fuiste
En el borde

Quedarte sin nada

Nada que se mida
Ninguna verdad
Ni certeza


Sólo un alboroto

Un racimo
Un casi

se desanuda
en vos

En vos


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El 11 de septiembre, ese dolor que nunca cura

La noticia estaba por llegar a través de la radio. Hasta ese momento en la cocina de mi casa acunaba en la panza a mi primera hija y a los sueños con que la esperaba. Cuando la recibí, lloré como pocas veces en mi vida Había estado en enero en Chile y recordaba a los que conocí. Una señora que me contó su orgullo de invitarme a la merienda, por primera vez en su casa había manteca. Contra eso se alzaron con un odio tan feroz, no sólo por el acceso a ciertos bienes de los que nunca los tuvieron, sino contra la dignidad de ser iguales y merecedores, ahora reconocida. Cuando los que manejan los hilos de poder designan a unos como humanos y a otros como descartables están ejerciendo violencia, una VIOLENCIA PRIMERA, SIMBÓLICA, CONTRA LOS CUERPOS, CONTRA LA POSIBILIDAD DE SOÑAR. Si se rebelan contra esta violencia, los violentos para ellos son los que no admiten ese orden perverso. Lo de Chile era distinto la unidad popular, había ganado las elecciones y caían todas las máscaras. Recuerdo el último discurso de Allende, palabras dichas antes de morir, portadoras de una ética del amor y de la lucha. El tiempo no gasta la intensidad de esa voz, siempre lloré al escucharlo, espero no dejar de hacerlo nunca. Los “adalides de la democracia” que posibilitaron el golpe en Chile contra un gobierno legalmente elegido, siguen sembrando muerte y tienen nuevos proyectos, siempre en nombre de la libertad, no nos acostumbremos.

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Me acaban de llamar para ofrecerme una tarjeta dorada, sería bueno tener una con la que se abran deseos. Una que juegue al resplandor. Una que tenga el sabor de ciertos dulces lejanos y la mullida tibieza protectora que dura tan poco y se busca incansable. No hay caso, lo dorado o lo adorado, con flecos de sol sobre lo que sentimos, no está en venta ,no necesita tarjeta de crédito, se descubre o se crea.



Cristina Villanueva
pluma@velocom.com.ar

domingo, 16 de septiembre de 2007

Marita Ragozza: Estrella Negra

ESTRELLA NEGRA
2006-18 de Setiembre -2007


¿Pero dónde nació la muerte
ese idioma universal
que nadie quiere recordar?
Llega un día en que el tiempo traba
y retrocede.
¿ Podemos detenernos
mientras sucedemos
y sentirnos?
Por ahora descubrir nuevos mundos nos salva,
nuevos mundos por deshabitar.
¿ Y cuando Colon buscaba
y sólo encontraba agua . . .?
No hay más remedio que hallar algo
aún cuando no exista.
¿ Claudicar? No.
Pero ya no hay tiempo en el tiempo,
cada día comienza la resta,
puedo pedir prestada una tiza para cercar el aire
pero tengo miedo que el cielo sea tan fácil
y que esté al alcance de mi mano.

Hoy,
las telarañas
viven asustadas en las paredes,
hoy la respuesta acre a la pregunta
es una estrella negra
porque Julio no aparece.

MARITA RAGOZZA DE MANDRINI
ragozzamarita@yahoo.com.ar

Luciana Peker: La historia de Liliana

Hace treinta y ocho años que Liliana Daunes trabaja en
la radio. Desde "Prohibido para mayores" (cuando tenía
quince), en una radio de General Pico, La Pampa -su
pueblo natal- ha crecido. No sólo en años. Su voz, su
música, su pasión por decir y su obsesión por como
decirlo no siguen intactas, se enriquecieron con su
propia voz y las voces que convoca. Porque ella no es
de las que dicen por decir ni hablan para no escuchar.
Los invitados de Liliana -Peteco Carabajal, Liliana
Vitale, Celeste Carballo, - rescatan la intimidad, el
respeto y la posibilidad de conversar y compartir
música e ideas que ofrece una conductora intimista y
experimentada.
También sus oyentes agradecen el arte de decir, con
qué decir, tener que decir, no dejar de decir y saber
con que música y artística acompañar ese decir. El
compromiso político y cultural con los derechos
humanos, de los pueblos originarios, de la diversidad
sexual, de los inmigrantes y las etnias olvidadas, de
las mujeres, de los niños/as y las luchas sociales
aparecen en su programa, donde se escuchan voces y
palabras que no suelen escucharse. Pero la denuncia no
oprime porque la hilación de Liliana lleva la realidad
como un barrilete que no deja de doler, pero sí se
remonta con creatividad y optimismo.
A contramano de la época y, como una paradoja de la
potencia de su garganta (sin duda, una de las voces
femeninas más distinguibles de la Argentina), ella
creció, pero en silencio y, a veces, silenciada.
Incluso, prefiriendo trabajar en radios chicas que
achicar su conciencia. No es conocida por la
mediatización de la fama repentina, sino por el
murmullo del boca a boca, del decir en decir, del oído
en oído.
Liliana es locutora, periodista y conductora pero
gusta llamarse "laburante de la comunicación". "La
radio para mí es un dulce abismo: una está en un borde
en el que no sabe si va a poder volar, quedarse
agarradita de una piedra o caerse. La tomo así, como
la necesidad de un vuelo", define.
En 1981, condujo con Eduardo Aliverti "Anticipos" en
Radio Continental donde se escucharon, todavía en
dictadura, las primeras denuncias de violaciones a los
derechos humanos. Desde ese momento, su voz es
emblemática de los actos de Madres y organismos de
derechos humanos para pedir memoria y justicia.
Todavía trabaja con Aliverti en "Marca de Radio", en
La Red y, antes de volver a Radio de la Ciudad con "La
Rosa Brindada", en el 2006, estuvo diez años en los
mediodías de FM "La Tribu" con "Juana Pimienta" y en
la cocina del restaurante "Frida".
Ella se considera una militante comunicacional y
defiende su ética por encima de su billetera o las
estrellas de su carrera. Liliana, también, es pionera
en defender los derechos de las mujeres, hacer
periodismo con perspectiva de género y proponer un
lenguaje cotidiano y amable, pero tajantemente no
sexista. Por esta tarea, recibió el premio "Alicia
Moreau de Justo, una actitud de vida" (otorgado por
ser una mujer que trabaja por la defensa de la música
y la cultura latinoamericana), el premio "Lola Mora"
de la Dirección de la Mujer de la Ciudad de Buenos
Aires y el premio "Senderas, a las comunicadoras
militantes", otorgado por la Unión de Trabajadores de
Prensa de Buenos Aires (UTPBA).
También su programa "La Escoba" (en la ex Radio
Municipal) fue ternado al Martín Fierro. Pero en los
noventa. Desde entonces, Liliana no se calló. Pero
sabe hablar tan fuerte como bajito. Quien quiera
escuchar que la escuche. ¡Y que lo cuente!

Luciana Peker
lpeker@yahoo.com
http://www.lospremiosdelaradio.com.ar

Mónica Russomanno: La fiesta del Cacho

Gente habrá habituada a las reuniones donde la gente es mucha y
variada, y la comida se esparce sobre las mesas y todos hablan a los gritos
para hacerse escuchar por el vecino. Habrá gentes que tengan por costumbre
compartir el vino y la alegría, gente que no halle extraordinario que un
hombre festeje sus sesenta años con su esposa y su hijo y sus nietos y
muchos amigos.
Pero como yo encuentro estos eventos como algo maravilloso, como una
interrupción a la ferocidad de los días; como yo hallo que tener muchos
amigos amorosos no es algo habitual o indigno de mención, como no tengo por
costumbre escuchar a un hijo cantar una zamba con la letra de su padre, como
no me es cotidiano ni ordinario, entonces tengo que poner en letras la
emoción de una reunión donde el homenajeado es el homenajeado, donde es
posible cantar o berrear al unísono los viejos temas y donde la bendición se
derrama mientras afuera el cielo rosado se cae de a poquito en garúa,
mientras los árboles recortan sombras delicadas sobre la luz difusa.
Y tanta soledad en ese afuera y tanta calidez en ese adentro que podría
decirse sin miedo a la cursilería que es la concavidad que hace posible la
continuidad de la vida. Porque en ese momento cada uno es cada uno y está
vivo y se define allí como ser humano y como pertenencia. Aunque sea por un
rato.
Los hijos y nietos, la niñez ajena y a la vez atenta a la reunión de
padres e hijos, ajena y observadora de las sonrisas y del entusiasmo por las
viejas canciones y las viejas amistades, y los nuevos encuentros. Vaya
regalo, vaya enseñanza a la niñez que ve con ojos grandes y oídos sin tapón,
y aprende la lección que nadie da y todos imparten.
Nilda Godoy cantará con voz exquisita, afinada hasta que duele, y todos
harán silencio de pronto, congelados por la canción sin autor, antigua y
simple, una de esas canciones de amor con la sencillez de lo que no tiene
artificio.
Como hombre Oscar Agú abraza a sus compañeros de ruta, los de siempre,
los de hace poco, los que se van uniendo en su camino que sigue una
dirección y va abriendo senderos en la maleza de los días. Como padre y
abuelo, como esposo y como ser desvalido frente a una hija demasiado lejos
pero tan cercana al centro del ser. Como amigo.
Como amigo el Cacho, feliz y vital, sonriendo generosamente mientras
afuera rosado y luminoso el cielo se deslee en una puntilla evanescente.
Si los lugares tienen un alma, seguramente cada tanto, a lo largo del
tiempo inabarcable, se escucharán en ese salón las risas guardadas por las
paredes celosas de lo extraordinario que, de vez en vez, doy fe de ello,
ocurre.

Mónica Russomanno
russomannomonica@hotmail.com

Gabriel Impaglione: Después del después

(de: racconti fantastici, d'amore e di morte- El taller de poeta, galicia, 2007- edicion en italiano)

Después del después

Lapidario Guzmán ni abrió la boca. La noche se hizo un muro sin límites alrededor del grupo y si algo hubiera sucedido luego, no sé, una gota del vaso de Sisemio deslizando su azafrán hasta golpear la tierra, el aliento haciéndose una espada en el aire, el tiempo, ese frágil silbido a veces, se habría partido en tantos infinitos el paisaje, que hoy la historia sería diferente. Los jueves a la tarde vestía su guardapolvo azul y entraba al galpón de las estrufallas. Encendía la luz negra y se dejaba llevar por el largo corredor mirando una a una las celdas pequeñas y malolientes. En el final del húmedo pasillo una enorme biblioteca desierta custodiaba el escritorio de metal sobre el que se apilaban carpetas, cartuchos del 14 y la tímida constelación de botones rojos del tablero de seguridad
de las jaulas. Sentado, reposaba las piernas en una pequeña banqueta azul mientras afuera la noche comenzaba lentamente su gobierno implacable. Así las cuatro noches mensuales, percibiendo el seseo de los machos dormidos, el áspero roce de las patas escamosas en los acorazados cuerpos. Cada tanto una luméndrola trazaba un hilo de baba fosforecente en la sombra y al segundo, inexorablemente, el chasquido, un gemido después casi imperceptible, y más tarde el sordo estertor del final. Y las endiabladas mandíbulas de alguna estrufalla rechinando en el saboreo agridulce, bañadas de cierta baba fosforecente que se evaporaba de a poco hasta no ser sino una sombra más en el sopor de la oscuridad. La rutina de los jueves por la noche. Gino intentó cierta vez combatir la elástica constitución de las horas instalando un pequeño televisor en el escritorio. A la mañana siguiente lo encontraron paralizado, casi verde, con los ojos desorbitados y extrañas palabras inconclusas
prendidas de la boca. Se lo anticiparon, pero él no entendía mucho de estas cosas. Pensó que sólo justificaban sus exigencias obligándolo a estar atento en un filo de tensión casi insoportable. No fue capaz, en su ceguera, de entender porqué las guardias se cumplían con turnos de un día a la semana, y que cada noche otro como él se hiciera cargo de la tediosa rutina de esperar el amanecer detrás del escritorio, en la oscuridad, en completo silencio, con una escopeta de dos caños siempre a mano y el inyectable de efecto súbito para estirar por unas horas sus posibilidades de supervivencia. Cuando aquella vez le preguntaron por su experiencia, la rica historia de Gino en los suburbios abandonados, sus andanzas por los graves galpones del ferrocarril y la derruida zona industrial bastaron para ganarse el puesto. Otros tiempos. Las estrufallas no habían evolucionado todavía, se arrastraban como babosas gigantes por los ángulos sombríos cazando luméndrolas y pequeños
escorpiones de aceite, y nada hacía prever que la nueva especie alcanzara semejante desarrollo. La mutación, repetía kafkianamente un viejo profesor universitario de Biología. Gino no entendía de mutaciones, nuevas especies, apocalipsis y largas caravanas de sobrevivientes hundiéndose en el sur ignoto, y ya de tan depredado casi inhabitable. Él se había negado a abandonar su territorio, su vastedad de rincones, su intrincada red de pasadizos y refugios. Después de aquella luz enceguecedora y el viento de piedra que arrasó los primeros barrios, luego de la nieve roja cuando ya todos los rumores habían sucumbido, la piel de corteza centenaria era suficiente protección ante mordeduras de frío y alimañas. Con las semanas adquirió un sentido auditivo envidiable para captar el mínimo roce de un cuerpo sobre cualquier superficie. Luego le llegó como don maravilloso el olfato más agudo, bestial, exacto que pueda imaginarse. Mientras todo parecía suspendido en el tiempo, e iban
y venían hombres embutidos en trajes especiales, Gino perseguía su almuerzo, pequeñas especies escurridizas, mirando a la distancia la reconstrucción de lo posible. Fue acercándose de a poco, hasta que alguien ganó su confianza, y luego otro, y terminó colaborando en un escuadrón de hombres como él, hechos a las nuevas circunstancias. La primera estrufalla evolucionada lo acorraló una mañana en un corredor de la Superintendencia del Ambiente, donde desmontaban artefactos eléctricos. Alcanzó a hundirle un destornillador en el pecho antes que la bestia le llegara al cuello. Supo que la historia no sería la misma. Entonces, durante las guardias, la escopeta de dos caños estaba siempre a mano. Pero no entendía demasiado. No alcanzaba a comprender el porqué de las celdas, la razón imbécil de mantener vivos los últimos ejemplares de la especie. En lo que fue el centro de la ciudad el vértigo de los andamios aceleraba día y noche la nueva geografía. Dentro del perímetro
enrejado crecían jaulas gigantescas y laberínticas galerías cerradas. En uno de los pabellones se expondrían las bestias, detrás de triples cristales de máxima seguridad. Él no entendía ciertas cosas. Fue un jueves, tal vez entre sueños avanzada la noche, de una fosforecencia a otra en el galpón a oscuras. Comenzó a verse estrufalla, último eslabón de la evolución mutante, fiera descompuesta en tantas otras versiones cada vez más monstruosas. Y un relámpago de idea que lo fulminó detrás del escritorio, con las piernas abatidas en la banqueta azul y todos esos cartuchos del 14 frente a las narices. Rascó la piel casi fósil de su mano izquierda y encendió todas las lámparas. Un gemido, primero, después el creciente bramido de las criaturas que lo empujó a la escopeta. Pulsó la cerradura electrónica de cada una de las celdas desde el tablero del escritorio y esperó, con la vista en ningún lugar, el rumor compacto de las pisadas sobre el pasillo. Fue la lucha por una
luméndrola, el forcejeo silencioso, un estampido luego. Y la boca chorreándole una baba fosforecente. Más tarde otro silencio, diverso, espeso, maloliente, como una niebla en el galpón vacío, alrededor de las huellas compactas perdiéndose en la noche. Tal vez como lenta caravana de sombras inexplicables siguiendo a respetuosa distancia al macho alfa de brazo armado. Y muy después los gritos, el pánico alrededor de quejidos y plegarias, lejos, entre los andamios. Lapidario, Sisemio y los otros dos operarios de la grúa casi ni respiraron, vieron la carnicería desde la altura. Esperaron tres días entre una nube de carroñeros y todos los inexplicables porqué a mansalva. La patrulla allá abajo les dio coraje para descender a lo que quedaba del infierno.


Gabriel Impaglione
impaglioneg@yahoo.es

Mariano Meiraldi: Nada es tu nombre

“Nada nuestro, que estás en nada,

nada es tu nombre, tu reino,

nada, tu serás nada, en nada

cómo es en nada”.

Ernest Hemingway


Se levantó del escritorio y dobló la carta en cuatro pedazos para guardarla en el bolsillo trasero del jean; pensativo y con la cara deformada por esa depresión que lo atormentaba desde hacía varios días le dijo a su madre que iría a casa de un amigo.

El personaje que encabeza esta historia, Eze como lo llamaban sus amigos, nació en Capital Federal a mediados de 1981, y de muy pequeño junto a su familia se trasladó a alguna ciudad (que no viene al caso cuál) del Gran Buenos Aires. Siempre fue muy reservado, callado y con un gran talento que lo ayudó a expresarse a través de la pintura y las artes en general.

Ya en la calle, Eze para al primer colectivo que pasa, pero al estar tan repleto decide esperar al siguiente que nunca llegó.

Cansado, emprendió a pie el camino hacia la quinta de su padre, que se encontraba a unas cuantas cuadras de su casa.

La ciudad de angostas calles pavimentadas y de una eterna humedad que moja hasta los calcetines le era ajena. Los vecinos pasaban a su lado y lo saludaban, pero él sumergido en su depresión simplemente agachaba la cabeza con intención de esconder su cara.

En el trayecto, ya faltando una cuarta parte del camino, se detuvo en un kiosco y compró algunas provisiones para pasar la tarde. Un paquete de papas fritas para cortar el ayuno matinal, una cerveza de envase descartable, una botella de whisky marca pirulo, y dos paquetes de cigarrillo. Lindo cocktail para un domingo, dijo al despedirse del quiosquero.

La quinta estaba vacía. Hacía más de quince días que nadie la visitaba, por lo cual el polvo había hecho estragos; muebles cubiertos por una capa de tierra que opacaba su brillo, una repisa que simulaba ser una biblioteca, y libros en desuso que alojaban polillas dispuestas a devorar las palabras. En las esquinas de la gran habitación central arañas tendían sus trampas para cazar y luego masticar alguna mosca que revolotease distraída.

Ya familiarizado con el estado de desorden y soledad en que se encontraba la quinta, Eze se sirvió un vaso de whisky para luego con mucha paciencia picar el bagullo de marihuana que traía, y separar la piedrita de cocaína que días antes le había regalado un amigo.

Entre bocanadas de humo que le relajaban los músculos y le tranquilizaban los pensamientos se acercó a observar la biblioteca. Allí descubrió un libro de Enriqueta Ochoa que nunca antes había visto. Al abrirlo se encontró con un poema que, aunque la decisión ya estaba tomada, le acelero el corazón.


“Pienso en la fecha de mi suicidio

y creo que fue en el vientre de mi madre,

aunque así, hubo días en que Dios me caía

igual que gota clara entre las manos”.


Las bocanadas de humo ya no lo relajaban ni tranquilizaban, mas bien lo ahogaban, lo inquietaban, lo desesperaban.

Bebió un trago de whisky, y empezó a caminar impaciente de un lado a otro. Tiró el porro y encendió un cigarrillo; bebió, fumó y transpiró.

La transpiración lo incomodó, por lo que decidió cambiarse la ropa por otra más suelta, más fresca. Eligió un short de baño naranja/fluorescente para cubrirse, y fue suficiente para rever su decisión, relajarse, pensar y actuar.

¿Cómo llegar a esa sentencia?, ¿Cómo dejar a su familia y amigos?, huir, esfumarse, rajar, hacerse humo, ¿Cobarde?, ¿Valiente?, nadie lo sabe. No había vuelta atrás, la despedida estaba escrita. ¿Cómo hacerlo?, ¿ahorcarse?, ¿cortarse las venas?, pegarse un tiro era lo menos complicado, pero carecía de armas, el cianuro no es de fácil conseguir, ¿tirarse a la piscina y quedarse en el fondo?

Los cigarrillos se consumían, uno, dos, diez, quince, veinte, arrancó con el primero del segundo atado; la marihuana lo asqueó, le repugnó; el whisky por el contrario sí le gustó, le lubricó sus amígdalas que se secaban rápidamente, lo embriagó.

Insatisfecho se dirigió en busca de la piedra de merca que había dejado en la mesa; con una moneda de cincuenta centavos que encontró en el piso la molió muy detalladamente y la transformó en línea.

Pase uno, pase dos, el cuerpo se le endureció, le picó la nariz; pase tres, mandibuleó para un lado y para otro con intenso nerviosismo, tenía frío y transpiraba, los ojos se le dilataban, brotaron lágrimas, llantos, miedo, odio; pase cuatro, le era imposible parar; pase cinco, miró para todos lados, estaba frío y duro como una roca de hielo antártico; pase seis.

Se levantó bruscamente y se dirigió a los tumbos hacia la puerta que da al patio, la abrió y corrió desesperado a la piscina, su cuerpo le ardía y el agua lo calmó. Temió a la muerte , pero fue inevitable, el cuerpo no le respondía. El agua le entraba por la boca y la nariz, le inundaba los pulmones. Lucha mental derrota corporal. Cada bocanada de aire era un intento por vivir, por estar, por pertenecer, por ser; esfuerzo en vano, en sus pulmones no cabía una gota de oxigeno.

Días después su padre halló el cuerpo ya frío e inmóvil, y en el bolsillo del pantalón que dejó tirado en el piso de la habitación encontró una carta de hermosa caligrafía con la cuál Eze se despedía.


¿Cómo comenzar? Es difícil pensar en una despedida para siempre y sin retorno cuando hay gente a la que uno ama.

Los últimos meses de mi vida transcurrieron en un profundo letargo de dolor, imaginen estar continuamente con el trajecito de chico sin problemas. Es muy duro cuándo ese traje pesa, no lo soportás, la espalda se te encorva, los hombros se te caen; no podés mantenerte erguido, cualquier obstáculo te hace tropezar.

Deseo que nadie se eche las culpas, porque esto lo decidí yo en estado bien conciente y fue premeditado; ninguno de ustedes , a los que quiero con todo mi alma, tienen la culpa; simplemente no soporto más, quiero devolver esta vida que me han regalado y la cuál no me pertenece.

Mi gran problema es de identidad, mi homosexualidad; se sorprenderán, pero si soy puto; lo oculté durante mucho tiempo. Desde que era chico, once o doce años, me atraen los hombres. Traté de estar con mujeres pero no pasaba nada, no funcionaba. Uno nace con eso y listo, no hay vuelta atrás, te aceptás o sufrís.

Mi gran temor es el perder todo lo que quiero, familia y amigos. Miedo a no ser aceptado. Yo mismo no me acepté, porque al seguir con vida estaría destinado a una vida de mierda en la que todos se te ríen, se te burlan y te dan vuelta la cara. Es una mierda, yo no lo soporto más, luchas o te morís, y yo no tengo la fuerza necesaria frente a tanta miseria y agresión. Hasta acá llegué.



Su cuerpo flotó boca abajo dándole la espalda al mundo, sus ojos bien abiertos observaban el interior, celeste, brillante, cristal. Su boca enmudecida no gritó ni lloró más, se encontraba ahogado en un mar de agua dulce retenido por cuatro paredes de problemas no resueltos, prejuicios, miedos, luchas inconclusas, cansancio y perturbación. Paz, ahora sí flotaba tranquilo en un suave océano que lo sumergió en los misterios de sus profundidades. QEPD


Mariano Meiraldi
kira_baleno@yahoo.com.ar

Victoria Aloisio: La Prueba

Junín un pueblo de vigilia permanente. Pocas cosas rompían la monotonía, los velorios y los casamientos eran todo un festejo.

La única diversión que tenían las mujeres del barrio, era salir a la vereda todas las tardes de verano. Se sentaban en el banco de piedra, formando grupos de tres o cuatro. Conversaban sobre: la vida, las películas, las novelas de la radio, pero por sobre todo los chismes.

A lo lejos, se veía la silueta de las mujeres que se dirigían a la unidad básica. Desde su banco ellas miraban y criticaban a las militantes del partido peronista.

Un crespón negro cubría la puerta del local. Ellas, las del banco de piedra se justificaban, sin Evita ya nada es igual, para que van. Criticaban pero no se atrevían.

En frente detrás de las rejas verdes, se veían las plantas de mandarina. La casa, con la puerta despintada estaba a unos pasos de la escuela. Allí vivía la Tana o la Carmela. Baja, gorda, cabellos canosos, la piel enrojecida. Regalaba salud.

La tía Emilia vio salir corriendo a su sobrina de la casa de la Carmela. Marita se tiró en el regazo de su madre llorando desconsolada. Y entre sollozos con una voz entrecortada y con el sonido de la angustia comenzó a contar “ Yo miraba las mandarinas, la vieja me llamó, me invitó a entrar, acepté pero con miedo. No me llevó hacia la planta sino hacia un cuarto oscuro. Abrió las persianas, corrió las cortinas de crochet que dejaron filtrar la luz. Y así nomás me lo mostró estaba debajo de la cama matrimonial, era un cajón negro lustroso. -Si nena me lo compré así cuando me muera mi marido me entierra en algo bueno- Y ahí nomás hizo la prueba de meterse adentro, yo me escapé y desde el cajón me gritó: - Nena, las mandarinas!-

Años más tarde ella enterró a su marido. Vagaba por las calles del pueblo medio loca repitiendo y ahora quien me va a enterrar.



Victoria Aloisio, Septiembre de 1997
victorialo@fibertel.com.ar

Pere Bessó: Poemas

CINCO POEMAS DE LES ROSES DE LANCELOT
(2006-2007)
PERE BESSÓ
VERSIÓ AL CASTELLÀ DE L’AUTOR




HAPPY BIRTHDAY


Per a Evangelina Ibáñez


Ce n'est pas si terrible

un jour vide

d'abord

et le plus soigneusement du monde

je fais l'expérience du rien


Martine Audet



Nostre fou el racó delerós:

un fil de safrà groc amagat al matoll que llampega,
un blues picat en el vell gramòfon de la memòria

melòdicament ressona,

anuncia

a saltirons

el vell depredador

de la tassa de l’inodor

de l’amor

amb mal de pròstata,

un plugim que només feny terra erma.
Espècies salades en les faltriqueres de la vesprada grisa,
brull fresc al cervell,

cabells al capell màgic que pal·lia l’alopècia de la soledat,
la tímida flama en la metxa dels dits que refrega

la superfície de pedra al parany del cor,

estovalles blanques amb la pols de papallones de la son antiga.

A poqueta nit d’aquesta nit alta

no hi ha ningú davall de l’arbre del rebull.
La lletra d’or del llibret dels anys trema a l’arc de la branca
com una fulleta a punt de caure:
una merla espellifada viu en la boira.




HAPPY BIRTHDAY


Para Evangelina Ibáñez


Ce n'est pas si terrible

un jour vide

d'abord

et le plus soigneusement du monde

je fais l'expérience du rien


Martine Audet



Nuestro fue el rincón afanoso:

un hilo de azafrán amarillo oculto en el matorral que destella,
un blues picado en el viejo gramófono de la memoria

melódicamente resuena,

anuncia

a saltitos

el depredador

de la taza del inodoro

del amor

con mal de próstata,

una llovizna que sólo hiende tierra yerma.
Especias saladas en las faldriqueras de la tarde gris,
fresco requesón en el cerebro,

cabellos en el capelo mágico que palía la alopecia de la soledad,
la tímida llama en la mecha de los dedos que refriega

la superficie de piedra en la trampa del corazón,

mantel blanco con el polvo de mariposas del sueño antiguo.

Al anochecer de esta noche alta

nadie hay bajo el árbol del bullicio.
La letra de oro del libreto de los años tiembla en el arco de la rama
como una hojita a punto de caer:
un mirlo despellejado vive en la niebla.

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BELLADONA


A Ricardo Llopesa



Yet, looking
now into the room of strangers' eyes, I wanted
them to feel what I said touch, as palpably
as when a men in double worsted felt
the cuff drop to his wrist.

Brooks Haxton


Quan la lluna plena ix,

l’esfinx de la papallona arnada,

amagada tot el dia,

cova al capvespre enmig de fumosos contorns d’ales

en la boira,

a mig alé rebobina la llengua

perduda entre els jeroglífics de l’amor

i somorgolla el seu cos dins del grial dels fumets

pels que a poqueta nit sospirava,

ara s’aixeca,

ara s’estova,

encara cerca els ulls de l’estranger per la cambra

per assegurar-se que hi ha una doble caiguda,

una altra bufetada.








BELLADONA


A Ricardo Llopesa



Yet, looking
now into the room of strangers' eyes, I wanted
them to feel what I said touch, as palpably
as when a men in double worsted felt
the cuff drop to his wrist.

Brooks Haxton


Cuando la luna llena sale,

la esfinge de la mariposa apolillada,

escondida todo el día,

encuba al altardecer en medio de fumosos contornos de alas

en la niebla,

a medio aliento rebobina la lengua

perdida entre los jeroglíficos del amor

y sumerge su cuerpo dentro del grial de los humos

por los que al anochecer suspiraba,

ahora se alza,

ahora se mulle,

busca todavía los ojos del extranjero por la habitación

para asegurarse de que hay una doble caída,

otro bofetón.

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VOL RAS

Querubins i serafins, angelets meus, aquests els podria comprendre. Però d’on venen aquests corbs grassos al jardí, que bleguen la branca del salze del seu pes? Potser d’un món secret, intermedi, a l’entrellum, per a mostrar-nos que seguim potejant en la caiguda? On resta l’antiga alosa humil, expectant i persistent, escrotadora dels abusos de llenguatge, burleta del fals vol jactanciós, que ens castigava amb el toc d’ala del silenci?

Com aquell que per escriure un epitafi,
després d’haver llegit bona cosa
al voltant dels altres,
–almenys això en deia-
busca la postura anacreòntica
i s’acomoda al peu d’una olivera
jove, verda,

descreguda de l’ofici
salvatge,
esperant,

si no la colometa de l’arca,
un pardalet sentimental que trie
aqueixa soca
mentre l’ombra de fusta va espessant-se,
grisenca,

genital,

vessada als seus arrels,

fins que els ossos de l’alosa
rompen,

s’esberlen,

i s’encimbellen.



VUELO RASO

Querubines y serafines, angelitos míos, a éstos podría comprenderlos. Pero ¿de dónde vienen esos cuerbos grasos al jardín, que doblan la rama del saúce con su peso? Acaso de un mundo secreto, intermedio, al entreluz, para mostrarnos que seguimos pateando en la caída? ¿Dónde queda la antigua alondra humilde, expectante y persistente, escrutadora de los abusos de lenguaje, burlona del falso vuelo jactancioso, que nos castigaba con el toque de ala del silencio?

Como aquel que por escribir un epitafio,
después de haber leído en abundancia
acerca de los otros,
–al menos eso decía-
busca la postura anacreóntica
y se acomoda al pie de un olivo
joven, verde,

descreído del oficio
salvaje,
esperando,

si no la palomita del arca,
un pajarillo sentimental que escoja
ese tronco
mientras la sombra de madera va espesándose,
grisácea,

genital,

vertida a sus raíces,

hasta que los huesos de la alondra
rompen,

hienden,

y se encumbran.

___________________________________


PENSIÓ CALIFÒRNIA



Al llit propici per a un rei desnonat

que segueix fent mutis pel forum,

demetri del fons de l’escaleta,

una taca antiga perfumada,

com de gas lebó,

anuncia que hi hagué el repòs del guerrer,

clic de l’interruptor

en braços del canelobre impossible,

febre d’araignée,

-la llum esgrogueïda de bombeta

oficia un vers de tràngol-

xiuxiueig d’ànima en l’oli de la pena:

l’amo de la casa estrenyeix el cantó,

els punys fermats al seu pit,

es lleva de puntetes en la seua solitud de filferro,

per fer de bell nou la festa de benvinguda

i se sent estranyament nodrit

en aquest matalaf de pallús i ramalla.

Al pati, teixint un dubte

que penjàs de l’arbre de la son,

sona,

contrafet de dona,

el salt d’aigua de la penya de l’àguila.




PENSIÓN CALIFORNIA



En el lecho propicio para un rey desahuciado

que sigue haciendo mutis por el foro,

demetrio del fondo de la escalera,

un lamparón antiguo perfumado,

como de gas lebón,

anuncia que allí hubo reposo del guerrero,

clic del interruptor

en brazos del candelabro imposible,

fiebre de araignée,

-la luz amarillenta de perilla

oficia un verso de trance-

bisbís de ánima en el óleo de la pena:

el amo de la casa abrazado a la esquina,
los puños aferrados a su pecho,
de puntillas se alza en su soledad de alambre,
para darme de nuevo la fiesta de bienvenida
y me siento extrañamente nutrido

en este colchón de pajuzo y ramulla.

En el patio, tejiendo una duda

que colgase del árbol del sueño,

suena,

remedo de mujer,

el salto de agua de la peña del águila.

____________________________________________



MÉS LLUNY ENCARA



Dormit,

una mà suaument arrissada,
com si acabàs d’atrapar un ocell,

el peix venut de l’engonal,

la seua rosa exsangüe,
com allò cridat que després goteja,
com si s’estimàs el sedós pes de pètal,

el pes del món davall de les cames
empentant-me a la més fosca fondària,

arrossegant-me com una agulla de fusta

a la superfície del naufragi,

a l’altra riba,

on jau com un penis el cavallet de mar,
fregant-me els llavis del vent

els mugronets,
una rosa barrada a la sorra
que només un gos puçós lleparia.





MÁS LEJOS TODAVÍA

Dormido,

una mano suavemente enrizada,
como si acabase de atrapar un pájaro,

el pez vendido de la ingle,

su rosa exangüe,
como lo llamado que después gotea,
como si se estimase el sedoso peso de pétalo,

el peso del mundo debajo de las piernas
empujándome al hondo más oscuro,

arrastrándome como una aguja de madera

a la superficie del naufragio,

a la otra orilla,

donde yace como un pene el caballito de mar,
rozándome los labios del viento

los pezoncillos,
una rosa atrancada en la arena
que sólo un perro con pulgas lamería.



Pere Bessó
perebesso@hotmail.com

ANDREA FABIANA MARQUÉS VILLARDO: LA ELECCIÓN QUE IGNORA LA ELECCIÓN

ES EL DESORDEN DE LA HUMANIDAD ACTUAL
JUSTA COINCIDENCIA
QUE EXPERIMENTA EN SU OPUESTO CADA MANDAMIENTO


ACEPTAR EL VALOR HUMANO OTORGADO A ESCRITOS, COMO EL QUE CONDENA LA ELECCIÓN, IMPIDE VER LA REALIDAD A LA CUAL PODEMOS ACCEDER ASUMIENDO QUIENES SOMOS, SIN TOMAR EL DEBER DE SER COMO EL MANDAMIENTO IMPUESTO POR CARENCIA DE COMPRENCIÓN Y ACEPTACIÓN PROPIA.
SER RESPONSABLES POR CADA ELECCIÓN, SIN RESPALDARNOS EN PERMITIDOS, MUESTRA LO INAPROPIADO DE LAS AMENAZAS FUNDADAS EN TEMOR, PUDIENDO REPRESENTAR ÉSTE EL TEMOR QUE GENERA AFRONTAR LA RESPONSABILIDAD DE NUESTROS ACTOS ACUDIENDO AL ÚNICO CONFESIONARIO QUE PERMITE EVOLUCIONAR; LA CONCIENCIA.
¨ AMAR AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO ¨, IMPLICA ACEPTAR QUIENES SOMOS DE MANERA TAL, QUE ÉSTO SE EXPRESE CON NATURALIDAD SIN NECESIDAD DE SENTIR LO OPUESTO, Y DE SENTIRLO, MAS QUE EL PASO AL INFIERNO PUEDE SER AL HACERNOS CARGO , LA EXPERIENCIA QUE PERMITA ENCONTRAR LAS FALLAS QUE AL IGNORARLAS DEMORAN NUESTRA EVOLUCIÓN.
LA ELECCIÓN ES PROPIA, AL IGUAL QUE LA RESULTANTE DE ÉSTA, LO CUAL SE MANIFIESTA EN LA REALIDAD QUE SE CREA.
ENCONTRAR EL ORIGEN DE EL PERMITIDO Y NO PERMITIDO, HACE POSIBLE LA ELECCIÓN DE NUESTROS ACTOS SIN CONDENAR LOS MISMOS AL DEBER, QUE IRRESPONSABLE, DA LUGAR AL RESENTIMIENTO QUE PROPICIA EXPERIMENTAR CADA EXTREMO, OTORGANDO VALOR AL DESEQUILIBRIO DEL INDIVIDUO CREANDO EL DESORDEN DE LA HUMANIDAD QUE INTEGRA.
ACEPTARNOS COMO SERES RESPONSABLES, PERMITE RESCATAR LA ELECCIÓN DE LAS GARRAS DE LA IGNORANCIA, UTILIZANDO LA POSIBILIDAD QUE NOS OFRECE PARA DIRIGIR CADA ACTO QUE INTEGRA EL ACTO DE VIVIR, SIN DELEGAR EL PAPEL PRINCIPAL A LOS ACTORES SECUNDARIOS QUE CREAN LA CONDENA QUE POSIBILITA SU EXISTENCIA.
¨ EL ORIGEN DE LA ELECCIÓN, EN SU AMPLITUD,
RESPETA LA VOLUNTAD DE QUIEN LA IGNORA,
ÉSTE, EN SU IGNORANCIA, LO HACE RESPONSABLE DE SUS ACTOS
DESCONOCIENDO SER DUEÑO DE LA REALIDAD QUE CREA



ANDREA FABIANA MARQUÉS VILARDO.

¨CONSTRUIR UN SUEÑO¨

ipocampus_@hotmail.com

http://samadhi20.spaces.live.com/

Marita Ragozza: Exilio (Tríptico)

E X I L I O

Tríptico

“ . . . huesos que fuego a tanto amor han dado/exiliados del sur sin casa o número /ahora desueñan tanto sueño roto . . . “
Juan Gelman



I

Sin brújula mapa camino faro

desollaron raigambres

temblor en el ojo

sin entrada de la aguja

alvéolos de enigmas

clamor luz congelada

jardín de dudas

ausencia baldía de amparo

cruz de amor prohibido.


Qué lluvias lavarán las piedras

los días y los huesos

en la tierra de desafección?

Cómo sepultar los exilios

y el miedo a nuevas diásporas?


II

El tiempo

se hace largo

la distancia

aplasta y apresa

el dolor sostiene

un beso con la sombra

el silencio

es el espejo de un grito

la angustia

se ahoga en un último fuego

exiliado semilla náufraga

osado intento de ser flor

pastor de lágrimas

en riberas desconcertadas

III

Pero la cicatriz de espina

no pasa

labio imprevisto

desde una nube desconocida

un dios cae boquiabierto

como una herida

sangre de plegaria al hombre

que pide vivir

con esa ley de todos los días

sus lunas y sus soles

morir besos y sueños

intentar amar hasta sin amor

en el borde . . .

Infinito es

irse

irse

irse

irse

irse

irse

fisura desgaje ladrillo de agua

cielos despeinados de pájaros . . .

morir con la mitad de la muerte

cuándo dejará de doler .


MARITA RAGOZZA DE MANDRINI
maritaragozza@gmail.com

Jorge Ademar Falcone: La mano anónima

A mí hija María Claudia, militante de la UES, secuestrada durante "La noche de los lápices''.

Mano anónima aleve y asesina,
con sólo tocarte
ha intentado
macular tu pureza,
tu inocencia,
por cierto, fracasando.
Tu grandeza de alma
es infinita.
Tu generosidad, ilimitada.
Virtudes tales
son inmaculables.
La mano anónima, aleve y asesina,
no ha podido mancharte
por mas que lo intentara.
Y esa pureza
constituye tu triunfo.
TU VICTORIA y su derrota.
Has vencido, hija mía,
y tu victoria ha sido apocalíptica.
Aunque tu estés ausente todavía
yo te lloro y te admiro
al mismo tiempo.

Jorge Ademar Falcone
Poema dedicado a Claudia Falcone en 1985
http://www.carbonell.com.ar/nochelap.htm

Rubén Vedovaldi: 11 de septiembre


Anoche veía con profundo dolor y vivo interez un documental muy bueno hecho por un realizador chileno de apellido Henríquez donde hablan los sobrevivientes de Casa de la Moneda. Eran apenas unas veinte personas en un edificio rodeado por militares profesionales con todas las armas bombardeando con aviones, demoliendo el edificio, haciendo irrespirable el aire con sus gases lacrimógenos y los muertos destrozados y los heridos y orden a todos los obreros de permanecer dentro de las fáricas porque cualquier intento de salir a la calle serían fusilados, y ese hombre al que quisieron ofrecerle vehículo para huir del país y salvar su vida y decidió quedarse allí, solo, o con la fidelidad de oro de esos pocos funcionarios y custodios,
y pensé en el amor. Sin duda allí no triunfó el miedo sino el amor, aunque Allende se haya quitado la vida. Podría haber sido una larga guerra civil como en españa o en Nicaragua, pero él solo se mató para no entregar lo que el pueblo le había mandado gobernar por la ley hasta el 3 de noviembre de 1976 y le quitaron por la fuerza el 11 de septiembre de 1973.
Tenía razón Ernesto Guevara cuando dijo que NO SE PUEDE CONFIAR EN EL CAPITALISMO ni un miligramo de uña.
Los humanos no nacemos para matar humanos ni para dejar que otros humanos nos maten pero ¿qué otra cosa puede hacer hoy un iraquí al ver que le invadieron y destrozaron las casas, las familias, toda la vida de ese pueblo? ¿Qué le queda por hacer si no es llenar un auto o sus ropas de explosivos y arrojarse desesperado contra cualquiera de los invasores ???
Los mismos que bombardearon la plaza de Mayo asesinando pueblo en el 55, los mismos que bombardearon el mundo asesinando a cualquier pueblo que no se sometiera a su imperio esclavista.
Sigo sintiendo que la humanidad se debe todos los esfuerzos por compartir y por arrancar de raíz toda violencia, toda injusticia y todo odio
aunque hayan pasado miles de años y millones de Caínes hayan matado a millones de Abeles
sigo sintiendo que hemos nacido para compartir, como comparte el árbol su fruto sin mirar a quien, como comparte la flor su vida con todo, como comparte una perra la leche de sus tetas con todos sus cachorros.
Compartir. No confiar nunca ni un miligramo en los poderosos, no confiar nunca más en ninguna persona armada, en ningún banquero, No confiar sinquiera en mi mismo porque yo mismo puedo traicionarme y traicionar cada día.
Y seguir intentando siempre eso que siento que vinimos a hacer. No quiero aprender a usar explosivos, metrallas ni nada para matar,
quiero aprender a vivir la poesía para compartirme. Por todos los que murieron injustamente, por todos los que hoy padecen hambre y sed de justicia y verdad
y por todos los que vendrán al mundo
aunque la humanidad tarde cien mil años en aprender a no matar a ningun ser humano por ningún motivo.

Así he vivido, y así moriré.. No soy digno de el enorme amor que puso en su lucha San Martín, del enorme amor que pusieron y ponen todos los que luchan en cualquier punto del mundo por un mundo menos inhumano, pero quiero compartir
para que nunca más se intervengan parlamentos, se bombardeen gobiernos civiles elegidos, se intervengan tribunales civiles y se censure la libertad, la paz y la buena voluntad dondequiera que sea.
Hoy los mismos chacales y halcones asesinos de ayer están socabando la voluntad de los más pobres en Bolivia,
están boicoteando la voluntad del pueblo en Ecuador, en Venezuelas, en Uruguay, en Chile, en Brasil, en México. Hoy invaden con su violencia todos los pueblos de américa con la complicidad de los poderosos del mundo, pero todos somos mortales, y así como un cajón se llevará mis restos, igual que yo se mueren todos los asesinos y sobervios
Pobre de ellos si mueren sin haber amado, pobre de ellos si mueren como Nixon, como Astiz, como Etchecolatz, como Pinochet, repudiados por la humanidad.

Rubén Vedovaldi
vedonet@netcoop.com.ar