domingo, 10 de junio de 2007

Julio Luis Acosta Toledo: Ensayo de Poesía


ENSAYO DE POESIA

Poniendo letras aladas para crear un verso,
grábense en dúctil filigrana la hermosa poesía.
Ver por el ojo de un cíclope la miseria humana,
abrir el corazón, sin pensar que lo van a pisar,
elogiar la belleza, como una locura de amor,
describir la naturaleza elevado en sentimiento,
llorar agitando el alma para calmar los temores,
sacar fuerzas como un quijote para vencer al enemigo.
Dar gracias a Dios, por las pruebas de esta vida,
que anidan letras para escribir una poesía.


ME ACOSTUMBRÉ

Cuando de mañana y al abrir los ojos,
era tu rostro lo que ansiaba ver,
buscaba en los días, las mañanas de tu mirar,
! qué alegría volver a despertar !
Me acostumbré a la voz de tu alma,
cada vez que me quejaba,
eras, la esperanza, para mi negada vida.
Las caricias de tu corazón, en las noches,
bajo el cristal, de tu ingenua sonrisa, me hacían soñar.
Te pedí beber el agua de tus labios,
para saciar mi sed de vida,
llenando mi copa, de un mundo de amor.
Cada momento de nuestro encuentro,
eran sublimes páginas de intensa pasión,
y sin saber escribir, logramos versos de eterna poesía.
Me acostumbré tanto a tí, que los días son ahora años,
y los versos que aprendimos, son cuatro corazones,
de un Cristo, que habitó entre nosotros.



DESPERTAR


La vida se me escapa entre sueños,
tengo agitado el corazón, sudando gotas de dolor,
estoy peleando con el viento dando golpes sin razón,
mi alma se ahoga en el silencio de la noche, todo lo veo perdido,
trato de dormir para encontrar consuelo,
para lo difícil de vivir despierto,
tengo caídas del alma en un torbellino de preguntas,
los cristos me anuncian un cielo de esperanza,
en los momentos de angustia celestial.
Hay un charco de vida que se empoza en mi ser,
como seña de un génesis al ver la luz,
es divino saber que la vida, depende de un soplo,
y eso lo pude comprobar, al despertar.



EL PAN NUESTRO

En la humilde casa de una familia de un barrio popular,
estan reunidos una tarde de invierno, todos para merendar,
sus pasos hacen crujir el entablado donde la mesa está servida,
miradas se cruzan buscando no sé qué,
en el fogón hierve el agua con delicioso quaker,
que la madre prepara con leche y chocolate,
la sarten calienta y el camote se frié, todos esperan sin hablar,
hay un ambiente de calido sentimiento familiar,
hay una madre, con sus cinco hijos, comiendo lo poco que hay,
es el pan nuestro de cada día, caido del cielo como un mana.


Julio Luis Acosta Toledo
julioacostafap@yahoo.com

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